sábado, 19 de octubre de 2013

Un Jesús con la remera del Che

Con aire entre señor aristócrata y hippie desarreglado, Guillermo “El Flaco” Rey, se mueve entre los pasillos de la radio, con cierta agilidad de un joven, que no se adivina en su cuerpo. Es que el Flaco, con sus 50 años encima, aún milita, como lo hizo siempre, sin que nada lo detenga.

Sus ojos celestes, pequeños y juguetones, se dejan ver tras esos lentes redondos, al mejor estilo John Lennon, mientras se rasca la larga y enmarañada barba, que ya presenta varias canas.

El tiempo no pasa para él. El Flaco aún muestra su musculosa roja con la imagen estampada de uno de sus ídolos, el Che Guevara. Sus shorts desgastados, permiten ver un par de piernas delgadas y largas, como el resto de su cuerpo, que le dio tan merecido apodo.

Guillermo cree que el ser humano es bueno por naturaleza, por eso no duda en entregar un abrazo a cualquier desconocido. También cree en la marihuana medicinal y que es un error de todos los argentinos no reconocer a la hierba como tal.

En cuclillas, sobre una silla de madera, el Flaco dice que no entiende mucho de tecnología, aunque es un usuario activo de Facebook.

Para Guillermo, la radio no es solo un símbolo de militancia popular y lucha, si no que también es un hogar.

- Estamos metiendo presión en el senado para que nos den 4 años más, porque este lugar es tomado. Somos ocupas – Sonríe – Pero unos ocupas con otra onda, con flores, románticos.
Toda su vida militó, desde los 20 años, cuando todavía era un joven enfermero en la provincia de Chubut, donde fue despedido por pensar diferente; cuando estuvo en La Teología de la Liberación; hasta hoy en día que, según dice él (un tanto en broma, un tanto serio) piensa postularse para concejal.

Trotskista hasta los dientes, el Flaco integra el Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional desde hace años, al igual que muchos jóvenes de varias agrupaciones. “Yo, noto más participación de parte de la gente joven, es difícil que alguien de mi generación se mantenga en la militancia” asegura. Guillermo creo el brazo Patria Grande dentro del mismo Frente, logrando unir a varias agrupaciones que lo integran.

Mientras ceba mate, piensa en armar un nuevo programa, llamado Musicalizando la Esperanza, tomando a la música como una cuestión que nos mantiene vivos y trasmite cosas.
"El Flaco" Guillermo junto a su compañero "El Wichi".

El Flaco no se acuerda ni como llego a Berisso, aunque, como dice su compañero el Wichy entre risas, apareció un día, cuando el Frente realizaba trabajo barrial, diciendo que era enfermero.
- Preguntó en qué podía ayudar, y para que no joda, lo mandamos a tomarle la presión a la gente. Así se empezó a meter el boludo este.



Acomodándose en su lugar, frente a la computadora donde funciona la radio popular La Charlatana, Guillermo “el Flaco” Rey, con un aire a un mítico religioso, que le da aquella increíble barba, habla con una voz profunda, nada severa, mostrando toda su simpleza.


- ¿Cómo surgió la idea de una radio?- La idea de hacer una radio surgió de todos los organismos independientes, aprovechando un poco esta coyuntura de las radios comunitarias y la Ley de Medios. CDTL, que es una organización que construye antenas, convocó a organizaciones que querían tener radio y una de esas organizaciones fue el Frente Darío Santillán. En la regional tenemos cuatro radios y algunas desparramadas por ahí.
- ¿A través de Internet también se puede escuchar la radio?- Esta fm La Charlatana en Facebook donde subimos los audios a un programa que se llama Goear y entonces se puede escuchar en cualquier lugar donde tengan Internet. También es transmisión fm. Esta la antenita afuera, sobre una de televisión común.

- ¿Que tipos de talleres ofrece la organización?- Serigrafía, carpintería, a la vuelta esta Mansión Obrera, que es un centro cultural, que trabaja más que nada la temática de talleres infantiles. Aunque ahora el taller de carpintería esta decayendo un poco.
- ¿Los programas de la radio son relacionados con la Facultad de Periodismo o hay militantes del grupo que no son de Fandango?- Lo bueno de estas radios es que tienen el valor de trabajar en el barrio, o en el territorio. Nosotros trabajamos en el territorio, la gente del barrio trabaja en la radio, participa en la radio, mandan mensajes. Entonces lo que nosotros logramos es tener un territorio ganado. No competimos el territorio tampoco, como por ejemplo, con el Evita que esta allá encerrado y dice que tiene el comedor los Pollitos, que no funciona, o con el Club Zona, que no nos afilia porque pensamos diferente. Nosotros intentamos generar buenas relaciones.

- ¿Los equipos de la radio fueron traídos a partir del dinero del Frente?- Claro. Todo lo que tenemos acá es parte de todos, esta todo hecho a todo pulmón. Esta casa estaba derrumbada, sin techo, y lo convertimos en lo que es ahora. Y todas las computadoras y si alguien tiene algo para donar es bienvenido. Esta computadora no anda bien, por eso la idea es no ocupar mucho la CPU de la radio, porque si le entra algún virus se caga la radio. Incluso a veces, chicos que están armando bandas de cumbia se llevan los micrófonos, y yo me quejo porque no se pueden sacar. Ahora tenemos un problema con una vecina que dice que la radio le corta la señal de la tele y amenaza con denunciarnos, pero bueno, es así.



- ¿Cuantos vecinos están trabajando junto a la Agrupación?
- En el barrio somos pocos, porque hay que tener un compromiso. La militancia es un compromiso. Un compromiso de vida para mí, para otros será algo pasajero. Yo siempre les digo a los jóvenes que militen hasta el último día de su vida y que no sean burócratas. Burócrata es aquel que le caga la vida al resto.

Cómo empezó todo: Fandango



“Los huevos de Rodolfo” fue el nombre con el que la agrupación fue llamada en sus comienzos. Un grupo de estudiantes dió la iniciativa de crear una publicación a partir del 2008, para poder difundir principalmente en la Facultad de Periodismo.


 Según los compañeros ese particular nombre empezó como una manera de homenajear  a Rodolfo Walsh como periodista excepcional y como un hombre y luchador incansable. No pasaron muchos días para que el grupo decidiera cambiar de nombre para pasar a ser Fandango con los colores naranja y negro que se ven por los pasillos de la facultad. El nombre original continúa en las publicaciones que hoy se pueden ver por sus mesas sobre la salida a la escalera principal del primer piso.


Lara Hauré, una de las integrantes con mayor tiempo en la agrupación explicó que “con Fandango fue diferente la organización”. Porque a diferencia de otras,  ésta comenzó su movilización política en la ciudad a partir de los estudiantes en Fandango. Fue más tarde que empezó una idea de crecimiento político para la ciudad. Como brazo principal en política, se encuentra el frente Darío Santillán que nació a partir de la agrupación en la facultad un año más tarde.


 Comparten en cada boletín su humor agregando temas de interés contemporáneo, sus acciones en conjunto y propuestas reflexivas. Hasta hoy son 20 las ediciones publicadas.


Aunque todavía no pudieron sentarse en las bancas como centro de estudiantes de la facultad, logran financiar con eventos, sus movimientos y gestiones dentro y fuera del edificio, y así consolidarse como una agrupación independiente y bien administrada.


viernes, 18 de octubre de 2013

Calle y radio

El puerto, inmigrantes y frigoríficos. Tres palabras que sintetizan a Berisso y su historia. La ciudad forma junto con La Plata y Ensenada el tercer conglomerado urbano más habitado del país.
Fundada hace casi un siglo y medio, Berisso se consolidó como ciudad autónoma en el año 1957. Fue incluso considerada como candidata para capital provincial, antes de que se decidiera construir para ese fin a la ciudad de las diagonales.

Allí se encuentra el barrio Nueva York casi sin espacios verdes, excepto la plaza que el Frente Popular Darío Santillán tomó y limpió para uso público. En algunas veredas asoman grupos de frondosa vegetación.

En la calle que le da nombre al barrio, casi tocando el Río de la Plata, se encuentra el Centro Cultural Mansión Obrera en intersección con la calle 170. Allí se realizan talleres de carpintería y de comunicación para niños y jóvenes, además de la radio barrial La Charlata.  



Fachada del lugar donde se realizan los talleres para niños y jovenes

Todas las calles son angostas y empedradas, y muchos frentes de casas son de chapa con colores pastel. Hay fachadas austeras y algunos edificios antiguos, por los cuales la cuadra fue declarada patrimonio histórico. Es difícil no recordar a La Boca, pero más pequeña y gris. Pero aquí el aire es limpio con clima húmedo, más pesado que en La Plata y ese olor característico a puerto inunda el ambiente.

El lugar donde se encuentra la radio es parte de una pequeña manzana donde se donde se llevan a cabo los talleres. El terreno donde funciona la radio es tomado. Al suelo le faltan baldosas, y a las paredes revoques. Aunque se notan arreglos recientes en la estructura, falta mucho aún para que está esté en óptimas condiciones.


Desde la puerta de calle hay un pasillo interno, que lleva a la radio. Tienen una computadora, una consola y dos micrófonos. Un prolijo afiche muestra los horarios de los programas con sus conductores y otro más pequeño a los respectivos productores, siempre condenados a un reconocimiento menor.

El frente de la charlatana

Afuera un portón angosto conduce al lugar donde se realizan los talleres de niños y jóvenes. Un chico de 13 años pasa en moto por el callejón y saluda a la gente de la radio, algo que varios vecinos hicieron en el resto de la tarde.

Miembros de la agrupación Fandango nos comentaron que la idea surgió a partir de cómo podían desde su lugar de comunicadores brindar apoyo a los barrios.

Otros integrantes del Frente Darío Santillán dicen que “Hay una respuesta de los vecinos, ya sea sumándose a la iniciativa, con sugerencias o como radioescuchas. Luego agregan: “esta iniciativa acerca la radio a los jóvenes y a toda la comunidad, desmitificando su concepción como un lugar para pocos”.


La Charlatana en Nueva York

"Hay una vecina que se queja y quiere denunciarnos porque la radio le hace interferencia de la frecuencia en la señal de televisión”, contaba Guillermo “Flaco” Rey, colaborador de la radio FM 98.5 La Charlatana y que forma parte del brazo Patria Grande del Frente Darío Santillán. Junto a las denuncias que pueden generarse por aquel problema, se suma que los equipos son apenas una computadora con una consola; en caso de que se cortara la luz no se podría transmitir.

Desde el año 2010 funciona la radio La Charlatana en el barrio Nueva York, en Berisso. Sus inicios se llevaron a cabo gracias a distintas organismos de radios independientes aprovechando la coyuntura de las radios comunitarias, consiguieron cuando hace unos años atrás surgió una convocatoria de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) a organizaciones independientes. Fue allí cuando se presentaron desde el Frente Darío Santillán y del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) para poder obtener su antena y transmisor.


 
Primer consola, con la cual se realizaba la radio abierta
 
Las primeras transmisiones surgieron en la calle, bajo la modalidad de radio abierta. Con el paso del tiempo consiguieron equiparse con computadoras y equipos no tan modernos pero que serían de gran utilidad para instalarse en una casa en las calles 2 entre 170 y 171. Allí mismo también es realizado el taller de carpintería por vecinos, militantes de la Agrupación Fandango, del Frente Darío Santillán y talleristas del Centro Cultural Mansión Obrera.
 


Desde La Charlatana se busca “pensar la radio desde otro lugar, no solamente desde la música” sino que también se fomenta la “participación vecinal, la comunicación y transmitir armonía y buenas relaciones, descartando la construcción política egoísta” según el compañero Guillermo.

Los programas que se emiten son realizados por compañeros de las agrupaciones y colaboradores. Alguno de ellos son “Un tiempo para vos", “La Nueva Deportes”, entre otros. Además de ir los programas al aire también son grabados y posteriormente subidos en la página llamada “goear” y luego publicados en la página de Facebook “Fmradio Lacharlatana”.

El papel de la Agrupación Fandango es central para el crecimiento tanto de la radio como de los diferentes talleres que se llevan a cabo junto a los compañeros del Frente Darío Santillán, ya que todo el tiempo se convocan a jóvenes para que participen de los mismos y colaboren con el desarrollo fomentando la comunicación.
 



Los programas brindan espacios para que los vecinos sean escuchados

martes, 15 de octubre de 2013

Un compromiso social

Luego de las inundaciones ocurridas los días 2 y 3 de abril en la localidad de La Plata, se dieron a conocer varios de los problemas que la ciudad afrontaba desde siempre, pero que nadie oía.

La mayoría de los problemas no se encuentran en el centro de la ciudad, sino en los lugares más carenciados, marginados y olvidados por todos. Los Hornos, Villa Elvira y Altos de San Lorenzo entre muchos otros, son los barrios más afectados. Allí, las figuras estatales no se hacen presentes ni nadie resuelve sus conflictos.

La falta de luz y de agua corriente, la acumulación de basura, el miedo a que la lluvia inunde sus hogares, y la lejanía a los hospitales, son algunos de los problemas que los vecinos sobreviven día a día.

Aún así la ayuda se presenta: Varios de los jóvenes militantes de agrupaciones de diferentes facultades de la Universidad Nacional de La Plata, se encargan de presentar la ayuda en los barrios.

Como por ejemplo, desde la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, que fue utilizada como centro de evacuados durante las inundaciones. Allí la Agrupación Rodolfo Walsh, que lidera el centro de estudiantes desde 1995, tomó la iniciativa y se dedica a militar en los barrios de las localidades de San Carlos, La Armonía, Villa Elvira, Romero y Altos de San Lorenzo.

Los jóvenes estudiantes de La Walsh (como se llama comúnmente a la Agrupación) recorren los lugares más necesitados, donde el olvido y la marginación se presentan. Junto con sus referentes de la Juventud Peronista y La Cámpora, la Walsh visita a los vecinos, en cada barrio y en cada casa, escuchando sus principales necesidades y otorgando la ayuda posible.

En estos 18 años de lucha los integrantes de la Juventud Universitaria Peronista, quienes forman la Walsh, realizan grandes acciones tanto dentro como fuera de la Universidad.
Entre donaciones, los interminables viajes en colectivo, el clima y el mal humor, los jóvenes se disponen a realizar sus tareas de campo todos los viernes y sábados o cuando algún vecino lo precise. Desde hace 28 años que existe la Agrupación Rodolfo Walsh. Desde entonces los estudiantes de periodismo llevan a cabo, la llamada, militancia popular.

En el barrio el Joelito, en Villa Elvira, se realizan ollas populares, jornadas recreativas, la construcción de una plaza donde los chicos puedan jugar, se presta ayuda y apoyo legal a las familias que quieren ser desalojadas y se planifica la formación de una casa emprendedora de producción textil. Además, se realizaron tareas de nivelación de terrenos y la construcción de una cancha de fútbol.

En el barrio Villa Alba, ubicado en La Cantera, se continuó pintando y arreglando la Unidad Básica (ubicada en 614 y 122), mientras se brinda apoyo escolar a todos los chicos.
En Arana, en la zona de la Armonía, se dictan talleres de costura, corte y confección a las mujeres, dictado por las mismas vecinas, las integrantes de la agrupación y la JP.

En el barrio Los Hornos se dió inicio al curso de albañilería en la zona de Las Palmeras, organizado conjuntamente con los vecinos. Los asistentes obtendrán el título oficial de albañil. Además se ayuda reparar las casas de los vecinos que los necesitan.

En la unidad básica Néstor Kirchner, en los Altos de San Lorenzo como en el Comedor Crecen, se realizaron actividades recreativas para los más chicos con juegos, inflables, metegoles, títeres, a demás de almuerzos comunitarios. También se realizan talleres de Arte y Pintura entre otras actividades culturales.

Estos son algunos de los ejemplos de las acciones que la Agrupación Rodolfo Walsh realiza en los barrios, donde la ayuda, jugar con un niño y escuchar los problemas de una madre, hacen de la vida de una persona, un poco más fácil.

lunes, 14 de octubre de 2013

En un escenario simple, una persona simple





Con voz muy desgastada Carlos dice ¿Quieren algo para tomar?, como si recién se hubiera levantado. Va caminando con las zapatillas deportivas que más populares se hacen entre los vecinos del barrio. Me acerco para saludar y tímidamente estrecha la mano. 

Alvarado Carlos Alfredo es el nombre oculto detrás de su apodo Tito, el que tiene desde bebé. Un hombre que no tuvo libreta de identidad y nombre hasta sus tres años. De sus 32 dedicó 20 a changas laborales y obras en construcción. Nunca un empleo o una promesa de trabajo estable. En trabajos temporales desde que su madre falleció es el camino que sigue.

Pero detrás de las nubes siempre hay un cielo. Su hermano Andrés Sebastián, expresa con orgullo la lucha que cada día vive Tito criando a cuatro nenes y una nena. “Es impresionante lo luchador que es. Es un pan de dios. Porque si bien él tuvo sus malos momentos, siempre se levantó. No dudes un segundo en la confianza que transmite al hablar porque es así, sencillo”, dice muy entusiasmado Andrés. Es un referente barrial dice su hermano. 




Se mudó de casilla pero nunca de barrio. Tres años viviendo en el mismo lugar con la esperanza de dar un techo y educación a sus hijos. Mientras me relata cómo es vivir en un barrio con pocos recursos, oigo que cada palabra la pronuncia con un tanto de torpeza pero sobre todo con sentimientos.

No voy a decir que yo puedo ponerme en el lugar de Tito, pero no es difícil saber qué es lo que lo mantiene vivo: cinco hijos que alimentar y ver crecer con las ventajas que él nunca tuvo, ayudar como pueda en el barrio a sus vecinos, y según él, ver a Boca Juniors campeón.
Se viste con una desgastada pero limpia campera de boca, una gorra y unos jeans caídos. Su humilde sonrisa deja al descubierto a un diente solitario mientras achina constantemente los párpados. “Ojo que a veces me ven como un total ciruja en el barrio. ¿Más fácil calificar que pensar o no?” me dice apresurado para ir a sacar las milanesas de pollo del fuego para la familia y los chicos de la agrupación.
Hoy ésta agrupación ayuda a que las personas como Tito y su familia puedan mantener su hogar, ya que hay gente dispuesta a desalojar parte del barrio. Muchos nunca tuvieron nada pero con el esfuerzo de los vecinos y de la agrupación RW hoy tienen un techo y protección de sus derechos como habitantes.
-Gozan de alguna ayuda gubernamental.. Me atrevo a preguntar mientras me interrumpe diciendo “los únicos que alguna vez me llegaron a dar una mano para arreglar la casa y hablar conmigo fueron los chicos de la agrupación ésta. Aparte esta bueno como se interesan, vienen cada tanto, si bien la ayuda no se ve siempre, aportan su granito de arena.”
-¿Los ayudaron rápido en el momento de la inundación?- y no, tardaron en venir y ayudar pero era entendible. Porque hubo zonas mucho peor afectadas que acá, esto fue un raspón. Entró un poco de agua adentro de la casa pero nada para comparar como en los otros barrios, responde con una voz un poco afligida y compadecida.

Muy sonriente va caminando para aparecer en la foto grupal con los chicos de la agrupación. Todos vestidos de remeras con insignias de la Cámpora y el PJ. Muy simpatizantes del gobierno kirchnerista-peronista, sonríen haciendo una V con los dedos a la cámara. Tito extiende sus dedos con una sonrisa de oreja a oreja.

Su suegra Rita lo describe como una persona macanuda y por siempre servicial.
Viendo a Tito unos segundos a los ojos se puede notar cansancio de una persona que no se detuvo a descansar desde hace mucho tiempo. Fue él quien me convenció para no volver a prejuzgar a alguien nunca más. Hoy sigue así, una persona desconocida por el mundo pero muy conocida y querida en el suyo.

viernes, 11 de octubre de 2013

Mañana en El Joelito





        Sábado por la mañana, cerca de las 9:20. Muchos adolescentes seguían durmiendo plácidamente en sus casas mientras que yo estaba esperando la aparición de alguno de mis compañeros en las muy transitadas avenidas 1 y 60. Seguía dormida, hasta que de a poco vi llegar a dos compañeros y comenzamos a charlar sobre lo que nos esperaba en las próximas horas. Pasados unos diez o quince minutos llegaron dos miembros de la Agrupación que nos acompañarían, Nicolás y Juliana; ambos vestían remeras de la “dekada ganada” junto a una imagen del ex presidente Néstor Carlos Kirchner y la presidenta Cristina Fernández. Con el correr de los minútos siguieron llegando mis amigos.
Eran las 9:50 de la mañana cuando vimos al Este 15 llegar y nos indicaron que ese era el micro que debíamos tomar. En ese momento miré a Facundo con todo el desprecio posible y remarqué “este es el micro que podría haber tomado en la esquina de mi casa, pero prefirieron hacerme venir hasta acá más temprano” mientras que él se reía. Ya estando arriba nos encontramos con otra integrante de la agrupación. Luego de casi veinte minutos nos tocaba bajarnos, sobre la calle 609.
Lo más llamativo eran las marcas que habían en la tierra, dos ranuras bien marcadas como si fueran de un camión y luego otras más pequeñas. En cuanto a las casas la precariedad no es tan marcada, sino que se presentan muchas construcciones a lo largo de las cuadras. Casi después de 300 metros llegamos a la casa de Rita. Desde lejos se notaba como la ropa estaba tendida en un alambre sostenido por un palo grueso, también dispuesta sobre otro alambre que delimitaba el sector con la calle que sostenía unas chapas. Fácil, había cinco perros y dos gatos.


La casa de Rita parecía una fortaleza de madera de pino y techo de chapa, con un sector más nuevo que se nota con facilidad, puesto que la parte antigua tiene un color más apagado y oscuro mientras que la nueva sección es más clara. Al lado de la puerta hay una especie de cerca del mismo material antiguo que delimita el exterior con el interior de la casa, casi simulando un hall de entrada. Hasta que no llego la hora no comprobamos que el sol cerca del mediodía era arrasador pese a que la primavera recién iba queriendo asomarse. Por suerte Rita tiene delante de su casa un techo sostenido por tirantes y columnas de madera, también de chapa pero que nos brindó la sombra necesaria como para no insolarnos en nuestra visita y un banco (no hace falta aclarar que también era de madera), que resultó mucho más cómodo de lo que parecía.
Dentro del mismo terreno se encuentra hacia la derecha la casa que visualizamos primero, que era la de Tito, el marido de Ester, la hija de Rita. A diferencia de su suegra, la casa de Tito tenía muchas más chapas en las paredes y pocos rastros de madera. Él también cuenta con una nueva sección de su casa, pero también es de chapa. Por la puerta principal sale un cable que va directo al costado derecho de su casa y que resulta ser de una zapatilla en la que está enchufado el secador de ropa, dispuesto en la intemperie. Otra diferencia con la casa de Rita es que en este costado del terreno el desorden se hace mayor, tal vez y probablemente sea a causa de que Tito tiene cinco pequeños hijos que viven con él. En el medio de un patio delantero compartido que se encuentra cercado por alambres, cañas y alguna que otra madera perdida hay una canilla de agua que parece delimitar los sectores.
Luego del almuerzo iríamos con la Agrupación a realizar el relevamiento sobre el caso de desalojo que se está intentando evitar en la calle 613 y 115, recorriendo lo que nosotros conocemos como El Joelito y consultando los casos particulares de cada vecino.
Pasado ya el mediodía estábamos todos mis compañeros y la gente de la Agrupación tomando mate con Rita, que iba y venía, no dejaba de hacer cosas. De un momento a otro, vimos que se acercaba con una pala por el costado de donde estábamos. Sin darnos cuenta, uno de los tantos perros flacos que estaban allí había ensuciado y ya estaba Rita llevando los restos a la calle para evitar que alguno los pisara, pese a que ya Manuel los había pisado sin darse cuenta.
Cerca de la una de la tarde apareció Tito junto a su hermano con dos bandejas de sanguches de milanesa de pollo con tomate, orégano y mayonesa. Sin exagerar estaban repletas, casi con quince unidades cada una. Menos de cinco segundos después de haberlas dejado arriba de una mesa improvisada, bajo el techo de Rita, la comida iba acabándose con rapidez.


Lejos, no olvidados

Uno de los paisajes del barrio
   
  Miembros de la Agrupación Rodolfo Walsh se acercaron, el pasado 5 de octubre, al barrio El Joelito en Villa Elvira, uno de los cuatro en los que realizan tareas de vinculación y ayuda. En ese día se inauguró un taller textil y se realizó un relevamiento en las casas del barrio, que están en litigio por apropiación ilícita. Estas actividades fueron realizadas en conjunto con miembros jóvenes de la JPBA Cámpora. 

     El taller de ropa, fue realizado con subsidios del proyecto del gobierno nacional EVA (Emprendedoras con Vocación Argentina). Esta propuesta fue llevada al barrio por las agrupaciones, que posibilitaron la incorporación al programa y ayudaron con la puesta en marcha.

     El primer acercamiento desde La Agrupación Rodolfo Walsh fue en abril, días después de la trágica inundación que afectó a la ciudad de La Plata. En el Joelito una ligera lluvia deja agua acumulada en el arcilloso suelo, por lo que solo basta imaginar las condiciones en las que estaban las calles de tierra cuando los más de 400 milímetros de precipitaciones cayeron en los días de la inundación.

     Pero cuando el agua se fue, salieron a la luz problemáticas anteriores a las lluvias. El principal es el largo conflicto legal relacionado con la propiedad de los terrenos en los que viven más de 60 familias.
Varios residentes denuncian haber comprado sus parcelas en buena fe a un mismo hombre, quien otorgo títulos de propiedad falsos, y a veces ni siquiera eso. Una joven pareja muestra una arrugada hoja de cuaderno, firmada por el estafador, como única prueba de la compra del terreno en el que edificaron su casa.
Hogar de Rita Benítez, donde se desarrolla el taller textil.
      Otros reconocen haber ocupado los terrenos hace años, y piden por una manera de legalizar su situación. Incluso hay vecinos que han vendido terrenos a nuevas familias, quienes desconocían la situación del barrio.
     La situación es cuanto menos compleja. Los jóvenes militantes se abocaron a la tarea de censar a las familias, y brindar asesoría legal con apoyo de la organización Abogados por la Justicia Social.
La mayoría de los vecinos se muestran amables e interesados en recibir la ayuda. En el barrio hay casas en las que viven hasta ocho personas, y es normal encontrar tres generaciones bajo un mismo techo. La mayoría son inmigrantes extranjeros que trabajan en negro. 
     Pero no todos tratan bien a los jóvenes militantes. Algunos desconfían; ya han venido antes a pedir datos, desde otras organizaciones y de parte de los abogados demandantes. Un vecino expresó “es difícil saber en quien confiar”. Otro más acusador dijo “estos vienen porque se acercan las elecciones”.
     Sigue el censo, al rayo del sol son varias horas de casa en casa. Mientras recorren el barrio, un grupo de chicos con gomeras sigue de cerca a los jóvenes militantes. Los niños los acompañan y cada tanto bajan de un hondazo a algún pájaro desprevenido. Los censistas no son para ellos ni la Walsh, ni la Cámpora. Los pequeños no los reconocen como un partido político, sino como jóvenes que juegan con ellos, que les ayudan con sus deberes y les leen cuentos. 
     Es un trabajo de hormiga para ayudar a una parte de la ciudad que muchos no saben que existe. El censo es para conocer la situación y estar un paso más cerca de unificar las causas, un primer paso del largo proceso para legalizar el estado de los vecinos. De estos muy pocos son los que pueden pagar un abogado, por lo que la ayuda legal que se les brinda es la única ayuda que pueden tener.
     Hay antecedentes de haberlo logrado. Diferentes organizaciones han agrupado denuncias de otros barrios con casos similares y, a partir del reclamo, el Estado ha comprado las tierras a los propietarios legítimos, para luego instalar planes de pago para las familias que viven allí. 
Es la militancia como motor de cambio social. Puede sonar a eslogan, repetido hasta el hartazgo, pero sorprende (y reconforta) saber que es verdad.